Existen varias razones por las cuales las personas se pueden plantear el cohousing como un modo de convivencia:
Compartir costes: El cohousing permite a los miembros compartir los costos de la vivienda, lo que puede hacer que sea más asequible vivir en un espacio más grande o en una ubicación mejor.
Comunidad y apoyo: Los miembros del cohousing pueden formar una comunidad unida y solidaria, en la que se brindan apoyo mutuo, compañía y amistad. Este tipo de convivencia puede ser especialmente importante para las personas que viven solas o que tienen poco contacto social.
Estilo de vida sostenible: El cohousing se enfoca en una forma de vida sostenible, en la que los miembros pueden compartir recursos y reducir su huella ambiental.
Autonomía y privacidad: El cohousing también puede proporcionar a los miembros un mayor grado de autonomía y privacidad que otros modelos de convivencia, ya que cada miembro tiene su propia unidad de vivienda.
Participación y toma de decisiones: Los miembros del cohousing tienen la oportunidad de participar en la toma de decisiones y en la gestión de su comunidad, lo que les permite tener más control sobre su entorno y sus vidas.
En resumen, el cohousing ofrece una forma de convivencia que combina la independencia y la privacidad de la vida individual con la comunidad y el apoyo de vivir en un grupo, lo que puede resultar atractivo para personas que valoran la cooperación, la sostenibilidad y la solidaridad.
En la década de 1960 el Cohousing se inició en Dinamarca popularizándose por los países escandinavos. En los años 80 fue extendiéndose por todo Europa llegando a los EEUU donde los arquitectos norteamericanos, Kathryn McCamant y Charles Durrett reformularon y agruparon ideas que tenían que ver con conceptos como el cooperativismo, la vivienda colaborativa, etc, donde estas fórmulas de colectivismo, eran modelos muy consolidados entre la sociedad americana en la que han estado presentes los condominios, lo que facilitó adaptarse al sistema de co-vivienda que bautizaron como “Cohousing” (contracción de las palabras “Collaboratory” y “Housing”) para atender a los nuevos estilos de vida, ayudando con ello a que decenas de comunidades prosperaran y extendieran desde entonces por varias ciudades del mundo.
Hay varios tipos de cohousing, algunos de los cuales son:
Cohousing tradicional: es el modelo original que se desarrolló en Dinamarca en la década de 1960, en el que los residentes tienen unidades de vivienda privadas y comparten espacios comunes.
Cohousing senior: es un tipo de cohousing enfocado en personas mayores, donde se busca crear una comunidad que ofrezca apoyo y compañía en la vejez.
Cohousing intergeneracional: es un modelo que promueve la convivencia entre personas de diferentes edades, incluyendo niños y jóvenes, para fomentar el intercambio intergeneracional y la solidaridad.
Cohousing rural: se enfoca en crear comunidades rurales que fomenten la vida en la naturaleza y la sostenibilidad. Este estilo de cohousing está consiguiendo la vuelta de muchos urbanitas y nativos digitales en beneficio de La España Vaciada.
Cohousing de rehabilitación: adquieren antiguos inmuebles, hoteles o casonas, incluso viejos centros ferroviarios o industriales para su adecuación a vivienda colaborativa. Evitan el problema de la localización de terrenos.
Cohousing y coliving, no son lo mismo: se tiende a confundir esos dos términos, quizás porque en ambos casos los convivientes habitan un mismo lugar compartiendo servicios y estancias comunes. La gran diferencia es que el cohousing la propiedad es una cooperativa, compuesta por socios que auto-gestionan y lo deciden todo. En el coliving sus componentes no son sociedad cooperativa , ni siguiera propietarios por muy bien que se lleven.
La cesión de uso es un modelo de propiedad en el que una persona o entidad (como una organización sin fines de lucro o una cooperativa) es la propietaria de una propiedad y la cede para su uso y disfrute a otras personas, ya sea de forma temporal o permanente.
En el caso de las viviendas colaborativas, la cesión de uso se refiere a que un grupo de personas se organiza para utilizar una propiedad de forma colectiva, ya sea una casa, un edificio o un terreno. En este modelo, el grupo no es propietario del inmueble, sino que lo utiliza en régimen de cesión de uso, lo que implica que tienen el derecho a utilizarlo durante un período de tiempo determinado y bajo ciertas condiciones establecidas en un acuerdo o contrato.
Este modelo de propiedad puede ser atractivo para grupos que buscan una alternativa a la propiedad individual, ya que les permite compartir costos y responsabilidades, tomar decisiones colectivas y crear una comunidad sostenible y solidaria. Además, la cesión de uso puede ser una forma de hacer accesible la vivienda a personas o grupos que no tienen la capacidad de comprar una propiedad individualmente.
Es importante tener en cuenta que la cesión de uso no implica una transferencia de propiedad, por lo que el propietario original mantiene la propiedad del inmueble y puede establecer ciertas condiciones y limitaciones en el acuerdo de cesión de uso.
adquieren antiguos inmuebles, hoteles o casonas, incluso viejos centros ferroviarios o industriales para su adecuación a vivienda colaborativa. Evitan el problema de la localización de terrenos.
se enfoca en crear comunidades rurales que fomenten la vida en la naturaleza y la sostenibilidad. Este estilo de cohousing está consiguiendo la vuelta de muchos urbanitas y nativos digitales en beneficio de La España Vaciada.
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